Hola,
amor:
Te he
comprado el tarro de nivea que me pediste; esa suavita y profunda que, como tú
dices, se absorbe sin tenerla que trabajar tanto.
Además,
quería darte las gracias por esa ternura que pones al besarme, por la forma en
que me tiendes la mano ante los obstáculos: «Ten cuidado a ver si te resbalas»,
por dejarme abierta la cafetera para cuando me levante, por las veces que
perdonaste mis genios y desaires… Quería darte las gracias por quererme
siempre; sobre todo, cuando menos lo merezco, porque es cuando más lo necesito.
Quería
darte las gracias por esperarme; ya sabes que, además de lenta, me distraigo
mucho por el camino. Y quería darte las gracias por regalarme tus palabras de
aliento, las que a ti te sirvieron en la batalla. Eres muy grande, lo más
grande para mí.
Yo no
sé si merezco tanto como me has dado y me sigues dando, lo que sí sé es que, hoy, mis lágrimas no tienen nada que ver con la pena; mis lágrimas, ahora,
brotan del corazón (no de la cabeza). Tú, y solo tú, has conseguido abrir esas compuerta dentro de la que yo guardaba mis mejores lágrimas, las que te ofrezco
ahora, abrazada a tu lado de la almohada, esperando que vuelvas.
1 comentario:
Hola palomitas, no conocia este video pero es interesante.
Que tengas unas agradables fiestas
Saludos desde felicidadenlavida;
Un abrazo,
Francisco M.
Publicar un comentario